lunes, 14 de abril de 2014

Luna Monti y Juan Quintero componen el dúo más original y virtuoso del folclor argentino

El dúo se presenta este sábado 12 de octubre a las 20:30 en el GAM

Luna Monti y Juan Quintero componen el dúo más original y virtuoso del folclor argentino

Los músicos conforman uno de los dúos más admirados del nuevo folclor argentino. En su primera visita a Chile, ya han agotado las entradas de su único concierto en Santiago.Su repertorio incluye composiciones propias y arreglos de algunos temas clásicos del canto tradicional argentino y latinoamericano, que han difundido por variados rincones de Argentina, Latinoamérica y Europa

-Por Caro Chacana-
Luna y Juan se conocieron gracias a Raúl Carnota, destacado cantautor argentino de música de raíz folclórica, quien fuera el mentor de ambos en sus inicios musicales. Fue unencuentro casual, pero decisivo. Desde entonces continúan juntos tanto en la música como en lo personal. Su repertorio incluye composiciones propias y arreglos de algunos temas clásicos del canto tradicional argentino y latinoamericano, que han difundido por variados rincones de Argentina, Latinoamérica y Europa. La técnica y calidad vocal de Luna, y la fluidez y el virtuosismo en la guitarra de Juan, no opacan en lo absoluto la belleza de sus voces y lo profundo de sus interpretaciones.
Luna, Violeta y Juan
Luna, Violeta y Juan
El dúo nace oficialmente en junio del 2001 con el disco “Folclor”, que reunía principalmente arreglos y composiciones de Juan. Años más tarde, editan “El matecito de las siete” (2003) y “Lila” (2006), con las valiosas colaboraciones de Jorge Fandermole, Juan Falú, Carlos Aguirre, Coqui Ortiz, Aca Seca Trío, entre otros. Ese mismo año los diarios Clarín y Nación les otorgan el premio “Revelación del folclore”, y en el 2007  son nominados en el mismo rubro para los premios Gardel. En el 2009 participan en el disco de Mercedes Sosa “Cantora”,ganador del Grammy Latino, y el 2011 editan “10 años – en vivo en Café Vinilo”, un maravilloso DVD + CD que resume su carrera musical. Actualmente se encuentran presentando  su 5to disco, titulado “Después de Usted”, llenando prácticamente todas las salas, debiendo realizar conciertos dobles en prácticamente todos los lugares. Chile no ha de ser la excepción.
Conversamos con Juan Quintero a pocos días de presentarse por primera vez en Chile.
¿Cómo nace ese interés por hacer este tipo de folclor?
Es una cuestión natural y espontánea. Las músicas folclóricas de toda Latinoamérica son riquísimas y es muy hermoso poder vivirlas así como las aprendimos. Este diálogo entre la tradición y lo actual se da también naturalmente por el simple hecho de que somos personas diferentes, con otro entorno, otra visión, sería una caricatura si reprodujéramos las canciones de antes tal como lo hacían nuestros antecesores. Pienso que lo importante es captar lo que uno cree que es la esencia de ese arte e interpretarlo honestamente, cariñosamente.
¿Se gestó desde un principio este complemento entre tu aporte musical y la voz de Luna? ¿Cómo fue ese aprendizaje?
El aprendizaje en ambos casos se fue dando de las dos maneras. Ambos fuimos experimentando como podíamos y con la gente que nos rodeaba las distintas maneras de expresarnos a través de la música, pero también reconocemos que nuestro paso por la academia influyó de alguna manera. Igual siento que, cuando se trata de buscar un lenguaje propio, uno siempre es un poco autodidacta, pero por supuesto siempre es bueno prestarles atención a algunas personas que hicieron un camino propio, es por eso que nosotros reconocemos como referentes a Raul Carnota y a Juan Falú en nuestra formación.
Ustedes se caracterizan por tener mucha chispa en el escenario… al rato pareciera que jugaran.
Pienso que es necesario tener siempre presente esa cuestión del juego, y buscar que ese no sea un territorio exclusivo de los niños. No podría decirte cómo se da, ni sé siquiera si es un proceso. Creo que lo mejor es disfrutarlo libremente y dejar que el juego mande.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2013/10/10/el-folclor-argentino-mas-original-y-virtuoso-arriba-a-santiago/

Rupturismo y renovación creativa marcan la gran noche musical de VANG!

El segundo festival de vanguardia congregó a Fulano y Arrigo Barnabé y su banda, dos pilares del jazz-rock fusión y la música experimental latinoamericana.

Rupturismo y renovación creativa marcan la gran noche musical de VANG!
Fulano abrió la jornada con composiciones cercanas al jazz, aunque con guiños a otros géneros que escapan a una categoría fácilmente definida y etiquetable. Luego fue el turno de Arrigo Barnabé y su banda, interprentando “Clara Crocodilo”, referente musical de la vanguardia brasileña que marcó la generación de músicos postdictadura y cultor de la llamada estética del choque. 

-Por Caro Chacana-
FulanoFoto: Javier Liaño
Fulano
Foto: Javier Liaño
Calidad musical fue lo que se desplegó en la noche del sábado 19 de octubre en el Teatro Municipal de San Joaquín, en la gran noche musical de VANG!, Segundo Festival de Vanguardia, junto a dos bandas pilares del jazz-rock fusión y la música experimental latinoamericana: Fulano y la presentación instrumental del brasileño Arrigo Barnabé, tocando “Clara Crocodilo”.
El concierto reunió a un público heterogéneo que disfrutó durante cerca de cuatro horas un espectáculo completo: músicas y letras con contenido crítico, sonoridades vanguardistas que atravesaban géneros y estilos, y sorprendían a la audiencia con sugerentes performances, vestuarios y diálogos rupturistas.

 LA RENOVACIÓN DE FULANO

Fulano abrió la jornada con la energía de su nueva formación: a los ya consagrados compositores Jorge Campos (bajo) y Cristián Crisosto (saxos, flauta), Felipe Muñoz (piano y teclados), Cristobal Shonffeldt (batería) y el retornado Rafael Chaparro (saxos), se une la voz de Francisca (Paquita) Rivera y la musicalidad de Cristóbal Dahm en saxos barítono, tenor y clarinete.
La banda nacional de música fusión, formada en 1984 y cuyo sello es el profundo contenido satírico de sus temas, hizo un recuento de algunos canciones clásicas de sus inicios: “El calcetín perseguido”, “1989”,  “Maquinarias”, “Fulano” y “Suite Recoleta” de su primer disco Fulano (1987), con composiciones cercanas al jazz, aunque con guiños a otros géneros que escapan a una categoría fácilmente definida y etiquetable. Le siguieron “Sentimental blues” y  “Adolfo, Benito; Augusto, Toribio” del álbum En el Búnker (1989), obra destacable  por su crítica que, en su momento, evidenciaba el rechazo a la dictadura bajo un estilo particular y auténtico, muy distinto a la línea musical naíf del Canto Nuevo o del rock de Los Prisioneros. “Lamentos” del disco El infierno de los payasos (1993) y “Canción formal” deTrabajos inútiles (1997) cerraron la lista de temas de aquel pasado glorioso, para dar la bienvenida a “Conservadores por el cambio”, “La tonada amarga” y “Fábula y fantasía”, tres composiciones originales que inician una nueva etapa creativa para la agrupación, cargada del talento musical e interpretativo de los nuevos instrumentistas y el oficio de los grandes fundadores de la banda, aunque sin perder, claro está, esa esencia  irreverente expresada en sonoridades sincréticas de las armonías, heterometrías, ritmos irregulares y los logrados cortes y disonancias.

 VERSIÓN INSTRUMENTAL DE “CLARA CROCODILO”

Foto: Javier Liaño
“Clara cocodrilo”  Foto: Javier Liaño
La segunda parte del concierto fue una sorpresa desde su inicio. La sola aparición de los instrumentistas sobre el escenario ya hablaba de una peculiar “puesta en escena”, alejada de los cánones musicales convencionales. Cuatro chicas en instrumentos y voces: una enfermera en el clarinete (Maria Beraldo), una saxofonista de ceñido traje de látex negro (Joana Queiroz), una chica de abundante cabellera y largo abrigo leopardo al estilo de Esperanza Spalding en el bajo (Ana Karina Sebastian) y en la batería, con medias de red y peinado alborotado, María Portugal. En guitarra, luciendo un peluquín de brillantes risos blancos, Mario Manga; Paulo Braga con gafas y boina en teclado eléctrico y, finalmente, Arrigo Barnabé, vistiendo un abrigo oscuro, en piano, voz y narración. Era el comienzo de la versión instrumental de “Clara Crocodilo” (1980), una obra maestra de la vanguardia brasileña y de profundo carácter rupturista, ideada en plena dictadura militar entre los años 1972 y 1980, cuya aparición demostró la existencia de un camino posible a seguir en el arte, en donde el rock y la canción popular se unían con la modernidad sonora del mundo atonal para remecer las conciencias y salir del estado de adormecimiento propiciado por una sociedad controlada por el miedo.
Músicas pensadas y repensadas, fusiones cargadas de información, pero muy lejanas del aburrimiento y la monotonía, componen esta grandilocuente obra musical de Arrigo Barnabé,compositor, tecladista y cantante brasileño, representante de una generación de músicos defensores de una estética del “choque” lejana al conformismo y a la complacencia del público. Muchos lo comparan con  Frank Zappa, pero él se resiste a ser comparado y encasillado en ningún género o corriente. En Barnabé conviven elementos y sonoridades que parecen incompatibles: muchísima imaginación, sensibilidad  en tonos pop, música de cámara y ritmos que invitan al movimiento del cuerpo y al disfrute sensorial.
La performance musical abrió con sugerentes melodías al piano y la intervención de los vientos, que a momentos eran interrumpidos por risas femeninas y los suspiros orgásmicos de las cuatro chicas en una estética caricaturesca cercana a los cómics de los años 70. La música hacía guiños al dodecafonismo musical de la vanguardia europea (Schönberg, Berg y Weber) en frases inconexas y sin sentido, sostenidas por un marco rítmico coherente que impedían su desarme. Este contundente material sonoro se iba alternando con notorios cambios de ritmos en el espectáculo, dando paso a sutiles fusiones de baladas, canciones populares ligeras y la tradición de la canción romántica con la correcta interpretación sufrida y desgarradora del cantante.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2013/10/21/rupturismo-y-renovacion-creativa-marcan-la-gran-noche-musical-de-vang/

Se viene ¡VANG!, lo mejor de la música experimental

El evento se desarrollará en el Teatro Municipal de San Joaquín

Se viene ¡VANG!, lo mejor de la música experimental

Uno de los objetivos principales del festival dice relacion con la creación de audiencias: acercar el arte a las personas como una forma de romper las fronteras institucionales entre el público y los artistas, los museos y las salas de conciertos, con el fin de generar experiencias ligadas al arte y la cultura de primer nivel y así poder lograr vivenciarlo con más cercanía desde lo cotidiano.
-Por Caro Chacana-

Audacia, libertad y desafío en la forma y la experimentación, son los tópicos de VANG, Festival Internacional de Vanguardia, un innovador hito cultural que convoca a talentosos creadores y artistas de la escena experimental y el arte moderno tanto nacional como internacional.
El plato fuerte de esta segunda versión será la música y contará con la participación de destacados exponentes de avanzada. Se destaca el concierto gratuito del brasileño  Arrigo Barnabé (19 de octubre), reconocido como uno de los primeros y más talentosos defensores de la vanguardia paulista de Brasil, galardonado como compositor y arreglista a nivel internacional y de gran aporte expresivo a la música brasileña. Su concierto será seguido de otra presentación notable, que representa lo mejor de la música chilena experimental: “Fulano” (19 de octubre), banda ícono de la vanguardia nacional, que en estos momentos vive una provechosa renovación con la inclusión de dos nuevos integrantes: la cantante y pianista Francisca (Paquita) Rivera, y el versátil  vientista Cristóbal Dahm en saxo barítono, tenor y clarinete. A ellos se suma el retorno de Rafael Chaparro y los ya consagrados Jorge Campos, Cristián Crisosto, Felipe Muñoz y Cristobal Shonffeldt.
Fulano
Fulano
En esta misma línea musical también estará el rock experimental y la electrónica de “Electrodomésticos” (18  de octubre) con Carlos Cabezas, Silvio Paredes y Edita Rojas. El programa incluye también el flamenco de vanguardia de “Alejandro Castro” (26 de octubre) y la música de “Jorge Campos Project” (17 de octubre), acompañado de dos bandas emergentes seleccionadas a través de una convocatoria nacional.
En las muestras de cine estará presente el Festival Internacional de Video-Danza Chile (FIVC), con la selección de seis cortometrajes que serán exhibidos antes de cada presentación musical y teatral.
La danza también tendrá un espacio destacado a través de un Taller de Performance en Escena Digital, dirigido por la artista Brisa MP de la compañía “Caída Libre”. El laboratorio-taller culminará con una presentación en el Teatro Municipal. Además, gracias a la colaboración de In-Edit Nescafé, el día domingo 20 de octubre se proyectará el documental “Pina”, un homenaje a la brillante bailarina y coreógrafa de danza contemporánea Pina Baush, el film experimental de Win Wenders que revolucionó la relación entre el cine y la danza.
En la escena teatral se presentarán las obras “Maleza” (16 de octubre), de la Compañía Maleza, Teatro y Animación (Stop Motion), y “Extranjero el último Hain”, de la Compañía La Patogallina, los días jueves 24 (gratis) y viernes 25 de octubre ($3.000.)
La sede para este significativo encuentro nuevamente será el Teatro Municipal de San Joaquín. El teatro es parte del nuevo “Centro Cultural de San Joaquín”, ubicado en Las Industrias con Departamental (Coñimo 286). Cuenta con capacidad para 400 personas, equipos de sonido computarizado, una pantalla de video y un escenario capacitado para montar desde una sinfónica hasta una ópera. Dispone además de estacionamiento privado y seguridad en los accesos, lo que permite recibir a personas de otras comunas del Sector Sur y de todo Santiago.
Uno de los objetivos principales del festival se relaciona con la creación de audiencias: acercar el arte a las personas como una forma de romper las fronteras institucionales entre el público y los artistas, los museos y las salas de conciertos, con el fin de hacerlo más humano y lograr vivenciarlo en la cercanía de lo cotidiano. Similar al anhelo de los precursores de las vanguardias del siglo XX bajo el tópico del “Arte y vida”, que defendía la expresión artística como parte del día a día a través de distintas estrategias que iban desde la performance, los happenings e intervenciones, hasta la generación de importantes escuelas y movimientos con principios y manifiestos incluidos.
Es por eso que a esta iniciativa también se suma el Programa Bus Cultura del Centro Cultural San Joaquín, que cuenta con el patrocinio del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes a través de Red Cultura, destinando tres fechas para acercar a los vecinos de los sectores más alejados de la cultura y el teatro, con el fin de generar experiencias ligadas al arte y la cultura de primer nivel.
Bus Cultura:
-          Miércoles 16 / Maleza
-          Sábado 19 / “Arrigo Barnabe” + “Fulano”
-          Jueves 24 / “Extranjero el último Hain”

VANG! CREAR, MEZCLAR, IMPROVISAR

A pocos días del inicio de VANG, conversamos con Isabel Yavar, creadora y gestora de esta importante iniciativa.
¿Cómo surgió la idea de crear VANG?
VANG surge en la necesidad de tener una instancia donde poder albergar músicas y artes escénicas que no se conforman con el lenguaje común, que experimentan y se atreven a crear, mezclar, improvisar y dejar volar la imaginación y que no cuentan con espacios formales para dar a conocer y mostrar su trabajo. Por lo general, las oportunidades las tienen los grupos más populares, fáciles o más cercanos a los medios masivos. Pero nosotros pensamos que no es necesariamente lo que la gente quiere ver y escuchar, sino lo que los medios le dan a la gente.
Yo venía hace tiempo reclamando por más espacios para trabajar y tenía la idea de este Festival de Vanguardia. Pensé un proyecto y se lo presenté a Jonny Labra, director de la Corporación Cultural de San Joaquín y gran promotor visionario del arte alternativo. Él se encantó con la idea, con el proyecto, la creación de audiencias y de abrir esta ventana. Así nace el VANG en San Joaquín.
En lo personal, me gusta mucho este proyecto, ya que estamos ofreciendo a la comunidad un arte diverso y atrevido, dirigido a todo tipo de público y no sólo a una elite. El VANG es en un 90% gratuito, lo que facilita la asistencia del público.
VANG es una alternativa a todo el mainstream, es un espacio bien ganado.
¿Existe en Chile otro espacio abierto para expresiones de vanguardia?
No lo sé, por lo menos algo establecido y formal no. Si los hay, no nos han invitado nunca, ni los conocemos.
 ¿Cómo es la reacción del público?¿Hay apertura para estas propuestas rupturistas o es más bien conservador?
El público queda encantado. Es una instancia formal en un teatro de lujo como es el Municipal de San Joaquín, donde la gente esta cómoda y presenciando música, teatro, cine, de primera categoría.
¿Cuáles son las proyecciones del Festival?
La idea es que crezca, poder interactuar más entre todos los invitados y el público, poder invitar más artistas, abrirnos a otras disciplinas, poder hacer más días para incluir talleres y tal vez emprender una itinerancia por regiones. Un sueño.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2013/10/16/se-viene-vang-lo-mejor-de-la-musica-experimental/

Ron Carter, el ex contrabajista de Miles Davis, deslumbró en Santiago

Su espíritu jovial y alegre se dejó sentir en el teatro Nescafé de las Artes

Ron Carter, el ex contrabajista de Miles Davis, deslumbró en Santiago

El concierto fue el cierre magistral de una serie de presentaciones realizadas en Brasil, Uruguay y Argentina, donde el trío de Carter puso en evidencia su gran talento interpretativo, comunicación y versatilidad al sumergir a la audiencia en la calidez de un concierto prácticamente acústico, propiciado por un formato a tres cuerdas, pocas veces oído, y que nos acerca al origen del jazz clásico.
-Por Caro Chacana-
Con más de 2.500 grabaciones junto a  grandes músicos como John Coltrane, Thelonious Monk, Wes Montgomery, Dexter Gordon, Miles Davis, Chick Corea, Bill Evans, Herbie Hancock, J. J. Johnson, B. B. King, James Brown, Aretha Franklin y Antonio Carlos Jobim, por nombrar sólo algunos, y alrededor de 130 composiciones originales, Ron Carter es, sin duda, uno de los más experimentados e influyentes contrabajistas de la historia del jazz y la música popular.
Un espíritu jovial y alegre se dejó sentir la noche del lunes 7  en el teatro Nescafé de las Artes, con Ron Carter como el gran anfitrión, acompañado de sus talentosos compañeros de ruta en el actual  Golden Striker Trío: el guitarrista Russel Malone (años trabajando junto a Carter y con otros grandes del jazz) y el pianista Donald Vega (nicaragüense de formación clásica, que vino a reemplazar al recientemente fallecido Mulgrew Miller).

El concierto fue el cierre magistral de una serie de presentaciones realizadas en Brasil, Uruguay y Argentina, donde el trío puso en evidencia su gran talento interpretativo, comunicación y versatilidad al sumergir a la audiencia en la calidez de un concierto prácticamente acústico, propiciado por un formato a tres cuerdas, pocas veces oído, y que nos acerca  al origen clásico del jazz. Sus trajes oscuros sobre el escenario, acompañados de una corbata dorada, reafirmaban aún más esa atmósfera con ecos de los años ’50, pero en una versión moderna, reactualizada y de sugerentes matices musicales.
Sus trajes oscuros sobre el escenario, acompañados de una corbata dorada, reafirmaban aún más esa atmósfera con ecos de los años 50, pero en una versión moderna, reactualizada y de sugerentes matices musicales
La música se inició con dos arreglos de Carter, “Parede” y “Candle Light”, una conmovedora balada  dedicada a su amigo Jim Hall, emoción que  Malone bien supo transmitir en la dulzura de su guitarra. La fluidez, maestría en la conducción y el swing del bajo de Carter, se destacaron en los originales propuestas de temas brasileños: “Miedo de amar” (Vinicius de Morais), “Wave” ( Tom Jobim) y “Samba de Orpheus” (Luiz Bonfá), animados por los toques latinosdel pianista nicaragüense y la guitarra con aires del Mississippi de Malone. “My Funny Valentine”, con un espléndido solo al piano de Vega, totalmente desprendido de partituras, “Soft Winds” y un bis de “There will never be another you” (melodía de Mark Gordon popularizada por Frank Sinatra), coronaron una jornada de emociones y reminiscencias de un pasado vivo en el presente y que Carter disfruta y comunica a través de la música y todas las experiencias y amistades evocadas en ella.
Con el desplante y goce que Carter demostraba al tocar su instrumento, es difícil imaginar que el contrabajo no haya sido su primera elección al momento de dedicarse a la música. A los 10 años había tomado el cello y el repertorio clásico como sus preferencias musicales, guiado por el anhelo de convertirse algún día en concertista. Sin embargo, cuatro años más tarde, cuando su familia se traslada de Michigan a Detroit, empezaron los problemas de discriminación racial, al punto de recibir un drástico comentario del director del conservatorio, Leopold Stokowski, quien sostenía que  la audiencia de la música sinfónica “no estaba todavía realmente preparada para aceptar a músicos negros”.
Ante tales prejuicios, Ron Carter se decide por el contrabajo para reinventarse en el mundo del jazz. En Detroit acudió a la Cass Technical High School y continuó sus estudios en la Eastman School of Music de Rochester, graduándose en 1959. Luego, se traslada a Nueva York, donde estudia en la Manhattan School of Music, titulándose como intérprete superior de contrabajo en 1961.
Simultáneamente a sus estudios, se une a cuanto proyecto podía, como una forma de interiorizar lo aprendido: tocó en la banda de Chico Hamilton, en el trío de Bobby Timmons y en el grupo de Art Farmer. Pero su gran salto y reconocimiento mundial vino de la mano de Miles Davis, quien lo invita a su banda como reemplazo del contrabajista Paul Chambers, uno de sus grandes referentes. Fruto de dicha colaboración maestra, surge el clásico álbumSeven Steps to Heaven, grabado en Los Ángeles el 16 de abril de 1963. Carter estuvo con Davis hasta 1968, pasando a ser un miembro fundamental de la sección rítmica del quinteto, junto a Herbie Hancock y Tony Williams. Al mismo tiempo era quien llevaba la organización de las giras, los viajes, elección de hoteles y demás detalles de producción, incluidos los pagos de los músicos. Esta faceta de Carter demuestra su confiabilidad y capacidad de liderazgo, que, trasladada al ámbito artístico, ha posibilitado su dirección musical desde el bajo con un sonido seguro en cuanto a la rítmica y al sustento armónico como punto fundamental que guía a los demás instrumentistas. Una dirección clara, precisa y vigorosa, que capte la atención de los músicos y defina el diálogo, posibilita la mutua escucha y la conexión musical y, al mismo tiempo, la inspiración conjunta.
Y así fue como lo demostró en el concierto de la noche del lunes, con una interpretación plena y segura, forjada en más de 54 años en la música. A veces dirigiendo, otras observando, siempre sonriente y agradecido por la conversación y el juego musical sostenido a lo largo de sus 76 años de edad.
http://www.elmostrador.cl/cultura/2013/10/09/ron-carter-el-contrabajista-de-miles-davis-deslumbro-en-santiago/